El aumento del precio del café en Colombia: ¿Bonanza o crisis para la industria?

Como bien menciona Macarena Zuluaga, catadora y embajadora de Semilla Agreste:
"Es un buen llamado de atención para la industria, para balancear la 'sostenibilidad' del sistema. Hay a quienes les tocó en un tiempo y hay a quienes les toca ahora."

El reciente aumento en el precio del café, que superó los US$4 por libra en febrero de 2025, ha generado diversas reacciones dentro del sector. Aunque a simple vista podría interpretarse como una bonanza para los caficultores, la realidad es mucho más compleja. La estructura productiva del café en Colombia sigue dominada por pequeños productores, con el 96% de ellos cultivando en menos de tres hectáreas, lo que significa que las ganancias no se distribuyen equitativamente y benefician en mayor medida a los grandes exportadores. Este precio contrasta fuertemente con el promedio de los últimos años, que ha oscilado entre US$1.80 y US$2.50 por libra, lo que subraya la magnitud del incremento actual, pero también evidencia la volatilidad del mercado y la incertidumbre que enfrentan los productores ante la falta de mecanismos de estabilización efectivos. 

Un sector vulnerable y dependiente de factores externos

El alza de precios no responde a un crecimiento sostenible de la caficultura colombiana, sino a factores externos como la disminución de la producción en Brasil y Vietnam, producto del cambio climático. Esto genera incertidumbre, ya que un eventual aumento en la oferta podría provocar una caída en los precios hacia finales de 2025. Además, los costos de producción han aumentado debido a la inflación y la devaluación del peso colombiano, reduciendo los beneficios reales para los caficultores.

Adaptación y nuevas estrategias para la sostenibilidad

Frente a esta situación, muchas productoras y productores han optado por alternativas como la diversificación de cultivos y la orientación hacia nichos de mercado especializados. El café de especialidad ha emergido como una oportunidad valiosa, permitiendo mayor valor agregado y estabilidad en la comercialización. Sin embargo, estas estrategias requieren inversión y capacitación, elementos a los que no todas las comunidades productoras tienen acceso.

La sostenibilidad del sistema en entredicho

Como bien menciona Macarena Zuluaga, catadora y embajadora de Semilla Agreste:

«Es un buen llamado de atención para la industria, para balancear la ‘sostenibilidad’ del sistema. Hay a quienes les tocó en un tiempo y hay a quienes les toca ahora.»

Este comentario resalta una problemática estructural: el relevo generacional dentro de la caficultura. Mientras algunas generaciones vivieron épocas de bonanza, las actuales enfrentan una industria más incierta y desafiante. Las juventudes caficultoras deben lidiar con un mercado globalizado, el impacto del cambio climático y la necesidad de innovar para sobrevivir.

El sector caficultor colombiano no puede depender de fluctuaciones de precio a corto plazo. Se requieren políticas públicas y estrategias privadas que fomenten una caficultura que busque la sostenibilidad, con garantías económicas reales para los productores y con oportunidades equitativas dentro de la cadena de valor. En Semilla Agreste, seguimos apostando por un modelo de comercio justo y de valor agregado, donde el café de especialidad, a través de las diferentes formas de interpretar el café tenga un sitio para el consumo local que propenda al crecimiento de micro comunidades.  

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